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La caza de la becada

La caza de la becada

Enviado por Tuslances.com el 20-11-2015

EI cazador de becadas es un personaje muy particular: llevado de una gran fascinación por la "reina del bosque", debe conocer sus costumbres, su vuelo y los puntos en los que se posa.
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caza becada

La becada es un ave auténticamente salvaje y desconoce las granjas de cría; para muchos cazadores constituye una pieza de caza fascinante, que se concentra desde mediados de octubre hasta finales de febrero

Para muchos cazadores, la becada es objeto de una auténtica pasión. En el período  comprendido entre comienzos de octubre y principios de noviembre, los cazadores empiezan a batir con sus perros de muestra el sotobosque, donde vive esta extraordinaria ave.

Es un hecho cualitativo y no cuantitativo: para numerosos cazadores, tiene más valor un ejemplar de becada que una percha repleta de orondos y coloreados faisanes. Es difícil explicar la fascinación de este tipo de caza; ciertamente, se trata de una auténtica ave salvaje que no conoce las granjas de cría, lo cual tiene bastante valor, pero esta circunstancia no es suficiente para explicar toda la literatura, narrativa que tiene a la becada por protagonista.

Abolida la espera

Hasta hace pocos años, antes de la nueva legislación, se practicaba la caza de la becada a la espera, durante el ocaso y al alba. Si durante el día los cazadores y los perros no habían batido el bosque, la becada surgía al atardecer siguiendo siempre los mismos recorridos. El conocimiento de estos lugares y de estas costumbres era la premisa del éxito.

Hoy la ley prohíbe este tipo de caza, de manera clara y específica. Los auténticos cazadores están de acuerdo con esta limitación por dos motivos fundamentales: en primer lugar, porque, al descubierto, el vuelo de la becada es muy lento y el tiro no presenta grandes dificultades; pero, sobre todo, porque el justo enfrentamiento con esta ave de tantos recursos debe producirse en su ambiente natural, el bosque, con el perro de muestra.

Con el perro

Es sin duda la técnica de caza más interesante, aunque requiere una gran afición. El buen cazador de becadas debe conocer a fondo las costumbres del ave, su vuelo, los lugares de descanso y los puntos fijos en los que se posa sobre el suelo. Este bagaje de conocimientos, que es básico para el éxito, se adquiere solamente tras una larga experiencia y permite localizar a la becada en los distintos lugares que frecuenta según el clima y la estación.

Para cazar la becada, los cazadores, acompañados de un perro bien adiestrado, deben estar dispuestos a soportar los rigores climáticos y la humedad de los bosques frondosos.

caza becada

La caza de la becada debe realizarse con un buen perro de muestra, y el lugar ideal es el sotobosque

El auxiliar más adecuado no debe ser un ejemplar de busca extensa, sino que debe trabajar a corta distancia, siguiendo las órdenes señaladas con un simple gesto de la mano y sin preocuparse de las zarzas, de la humedad ni del frío. Sería difícil mencionar preferencia de una raza sobre otras. Es un factor de predisposición y de sensibilidad para la caza, más que de árbol genealógico. Ciertamente, un bretón parece más indicado que un pointer, pero perros habituados a los espacios abiertos pueden desarrollar igualmente un óptimo trabajo; es importante que también el perro sienta la pasión por la becada.

Señales y huellas

En toda técnica de caza, la lectura de las señales que dejan los animales es un factor importante; pero, tratándose de becadas, este factor resulta indispensable.

En primer lugar, cabe considerar los excrementos que deja sobre el terreno: una gran mancha de color blanquecino, con una mancha negra y granulosa en el centro. Cuando está fresca, es brillante, lo cual significa que la becada ha pasado por ese lugar muy poco antes. Si, por el contrario, la mancha tiene un aspecto duro y opaco, puede ser indicio de la presencia de la becada algunas horas antes.

En los días de paso abundante, puede ocurrir que el cazador alcance una zona (siempre la misma, aunque hayan pasado varios años) donde el terreno esté lleno de estas señales. El perro, muy sensible a este particular olor, lo advertirá incluso desde muy lejos; el encuentro con la becada resulta, por lo tanto, una cuestión de tiempo y de reflejos.

Es muy importante memorizar esa zona del bosque: durante los días siguientes, o incluso en estaciones sucesivas, el fenómeno se repetirá.

Otra señal menos evidente, pero igualmente significativa, está constituida por los peculiares agujeros circulares que la becada practica en el suelo al buscar lombrices, su alimento preferido. En estos puntos, la presencia de la becada está asegurada.

Bosques adecuados

La becada puede encontrarse en todas partes, pero los cazadores más expertos saben que existen zonas en las que prefiere descansar, y otras en las que esto ocurre raramente.

Las características de un bosque de becadas son, ante todo, la presencia de humedad, la existencia de un desfiladero de colinas (en la vertiente opuesta a la dirección de paso), un abundante sotobosque (aunque falto de hierbas y de ramas), unas pendientes poco pronunciadas y unas zonas expuestas a la luz del sol.

caza becada

 Una becada escondida entre las hojas puede escapar a la vista del hombre, pero no al olfato del perro

También la vegetación ejerce su influencia en la atracción de la becada: debe haber setos no muy jóvenes, leña y abundancia de márgenes en los lindes del bosque.

Los errores

Puede que el perro, al entrar en un bosque, y tras haber buscado algún tiempo, no dé señales de advertir el olor de la becada. Esto asegura la ausencia de esta ave, ya que anda mucho.

Muchos errores tácticos se cometen en el momento más importante de la caza, cuando el perro muestra. El cazador, animado por el entusiasmo, olvida que, generalmente, la becada aguanta muy bien la muestra y sólo levanta el vuelo cuando es presionada de cerca; es común que el cazador se sitúe detrás del perro o a su lado, temiendo que el ave levante el vuelo anticipadamente. Al contrario, es de mayor utilidad buscar a ojo el lugar más apropiado para el tiro y dejar que el perro, con toda calma, inicie una breve guía. En el momento de disparar, esta estrategia es decisiva.

Un buen recurso

Siempre con la finalidad de ganar un punto desde el que se observe bien el vuelo de la becada, se puede dar un rodeo, poniéndose incluso delante del perro en muestra. La visibilidad es siempre prioritaria, ya que en el bosque es a menudo un elemento decisivo.

La toma de tierra

Ocurre con cierta frecuencia que la becada levanta el vuelo fuera de tiro. La habilidad del cazador en esa circunstancia consistirá en precisar el punto en el que se posa de nuevo en el suelo, teniendo en cuenta que la becada difícilmente realiza vuelos superiores a los 100-150 m .y que, si encuentra un obstáculo sobre el terreno, no lo supera, sino que efectúa un quiebro lateral.

Es importante localizar el punto en que toma tierra, con la ayuda de referencias naturales precisas (un árbol, un seto particular, etc.), dado que, aun si al alcanzar ese lugar el ave levanta el vuelo, superando la muestra del perro, suele volver al mismo sitio.

Cascabel y GPS

Cazar con el perro en lo más espeso del bosque no es lo mismo que hacerlo en los espacios abiertos: la capacidad de ver y controlar al perro resulta bastante más difícil y pueden perderse visualmente todas las indicaciones de su potente olfato. Este es el motivo por el que se usan cascabeles, es decir, campanillas que se sujetan al collar del perro de manera que se pueda localizar fácilmente su posición, además de controlar el trabajo, la busca y la tan esperada muestra.

Los mejores modelos de cascabel son los abiertos, más sencillos y audibles para el hombre, mientras los típicos cascabeles cerrados se llenan de hierbas y de hojas cuando el perro entra en la vegetación espesa.

Actualmente son más usados los collares con GPS incorporados que te permiten saber en cada instante dónde se sitúa tu perro y si se ha detenido al hacer una muestra.

Escopetas y cartuchos

El arma más indicada es la clásica escopeta yuxtapuesta, mejor si presenta los cañones cortos y con poco choke; en todo caso, es válida cualquier otra escopeta (del calibre 12 o del 20) capaz de dar un plomeo ancho, que pueda contrarrestar con éxito el vuelo irregular de la becada.

El cartucho, destinado a un ave sumamente frágil, puede estar cargado con plomos del 6 o del 7.

 

 


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