Pónganse en la situación. Hace diez días. Autopista AP-8 a la altura de Irun. Un conductor guipuzcoano circula con su vehículo a mediodía, a plena luz del sol, en sentido Bilbao, sorteando la circulación... y los animales que se encuentra a su paso. «Se me cruzó un corzo a la altura de Oiartzun. Nunca me había pasado algo así en una autopista. En carreteras secundarias, cerca del monte, siempre hay más riesgo, pero en la AP-8...», recuerda el automovilista. La cosa no quedó ahí. «Kilómetros más allá, se me volvió a cruzar otro en Mendaro y un tercero en Elgoibar. Paré el coche, hablé con un trabajador de Bidegi y me dijo que últimamente casi todos los días tienen algún incidente de este tipo protagonizado por corzos o jabalíes, también en la A-15 y en la N-1», relata este conductor guipuzcoano.

La presencia de corzos correteando libremente en las autopistas y autovías de Gipuzkoa está dejando de ser algo anecdótico, para susto de los miles de automovilistas que acostumbran a circular por allí. El espectacular aumento de la población de estos cérvidos en los últimos años -que no tiene depredador natural que le afecte- está provocando que cada vez sea más habitual verlos en las carreteras -sobre todo en esta época del año- y que hagan de las suyas en los huertos de los baserritarras, que reclaman más medidas al respecto.

Desde 2008, coordinados con la Diputación, los cazadores organizan batidas para tratar de controlar esta especie que, junto a la de los jabalíes, está colonizando los montes de Gipuzkoa a pasos agigantados.Los datos así lo revelan. Según señalan distintas fuentes de la Diputación de Gipuzkoa, la población de corzos en el territorio «mantiene una evolución al alza en las dos últimas décadas, con un crecimiento medio anual del 9% en los últimos 15 años, si bien en los últimos cuatro se ha estabilizado».

Para tratar de controlar este crecimiento de la especie, la Diputación de Gipuzkoa, en coordinación con la Federación de Caza del territorio, organiza batidas. Y los resultados de estas campañas cinegéticas también ponen en evidencia el aumento de la población de estos cérvidos. En la última temporada de caza, entre septiembre de 2015 y febrero de este año se avistaron 4.139 corzos y se cazaron 1.413, un 20% más que la temporada pasada y un 357% más que en 2008/2009, cuando se empezaron a organizar batidas.

Según los datos del departamento de Promoción Económica, Medio Rural y Equilibrio Territorial de la Diputación, las zonas donde más corzo se ha cazado esta temporada son Debagoiena (315) y Tolosaldea (236), si bien por superficie relativa donde más se caza es en Goierri (2,42 corzos/100 hectáreas forestales).

La caza no es suficiente

Eso sí, como recuerda Iñigo Mendiola, responsable del servicio de animales silvestres y plantas de la Diputación, «la caza, que es su única depredación actual, no llega a controlar la población» de corzos. «Y la evolución del medio, con el abandono de cultivos praderas y el aumento de bosques y matorrales, han favorecido a estas especies», añade el experto, que recuerda que el proceso de colonización en Gipuzkoa ha ocurrido «principalmente a partir de los años 80, por el aumento en los territorios limítrofes, especialmente Navarra, Pirineos Atlánticos y Álava, donde este crecimiento ha sido espectacular y anterior a Gipuzkoa».

Más datos. Según los registros de Saitec, la empresa que se ocupa de vigilar y analizar para Bidegi la presencia de animales en el entorno de las autopistas, el año pasado se retiraron de la AP-8, la AP-1 y de la variante de Donostia (GI-20) en Gipuzkoa siete corzos atropellados en la calzada y se espantaron otros dos. Pues bien, en los cinco primeros meses de este año se han recogido ya 14 corzos muertos en las autopistas de Gipuzkoa y se han espantado al menos otros diez corzos -algunos incluso iban en grupo- cuando estaban correteando por la AP-8 y la AP-1.

Y estos son los datos registrados por Bidegi, después de recibir alertas de los propios conductores. Pero hay otros muchos incidentes que no se comunican o que pasan desapercibidos para los conductores. Este año también se han registrado atropellos de corzos en la A-15 -como el de la foto que acompaña esta información, a la altura de Andoain- y en la N-I.

En ocasiones, el paso del corzo atravesando el asfalto se queda en un susto. Pero en otros, puede desembocar en un accidente. Según los datos de la dirección de Tráfico del Gobierno Vasco, el año pasado se registraron 638 accidentes por atropello de animales en Euskadi, de ellos, 92 ocurrieron en Gipuzkoa. En los cinco primeros meses del año, se han contabilizado ya 277 en todo Euskadi, de los que 46 se han registrado en Gipuzkoa.

Tráfico confirma que la mayoría de estos accidentes son «provocados por corzos y jabalíes». Además, detalla que el año pasado las tres carreteras de Gipuzkoa que más accidentes de tráfico acumularon son la GI-627 (Alto-Deba), la GI-632 (Beasain-Durango) y la N-1, estas dos últimas carreteras de alta capacidad y que soportan un importante volumen de tráfico.

Según explican técnicos de Saitec, en las carreteras guipuzcoanas el corzo «genera más accidentes que el jabalí, ya que sus poblaciones son mucho mayores». Además, la presencia de estos animales en las carreteras está asociado a «su agilidad y a sus hábitos saltadores, que le permiten sortear fácilmente los cerramientos perimetrales de las infraestructuras».

Estas fuentes añaden que existen estudios que han constatado que los sectores de carretera donde «más riesgo» hay de sufrir atropellos de corzos suelen coincidir con tramos sinuosos o curvas, donde la visibilidad para el conductor es menor, y tramos de alta velocidad. «También se ha constatado que el riesgo aumenta cuando la carretera atraviesa terrenos arbustivos o superficies forestales. Pero la realidad no siempre se ajusta a estas circunstancias y también se encuentran zonas de concentración de animales en la calzada, asociados a gasolineras y viales de accesos y salida de la carretera».

Es precisamente la época del año actual, el final de la primavera y el comienzo del verano, en la que más problemas causan en las carreteras. «La mayor parte de las incidencias se producen entre marzo y julio. Estos meses se corresponden con la dispersión de ejemplares -febrero y marzo- y con establecimiento de territorios en el macho (abril-agosto), cuando el animal se vuelve muy territorial y expulsa a otros rivales de sus dominios», explican los técnicos de la empresa contratada por Bidegi para el seguimiento de la presencia de animales en el asfalto. «Una vez que el macho se asienta, a finales de verano, disminuyen los movimientos y, por tanto, el riesgo de que aparezcan en las carreteras».

Jabalíes

Junto a los corzos, la otra especie que más problemas causa en el territorio de Gipuzkoa tanto en la carretera, en forma de atropellos, como en las huertas, es la del jabalí. Según los datos de la Diputación, esta especie mantiene una evolución al alza en los últimos 15 años con un incremento medio anual del 8%.

En la última temporada de caza se abatieron 1.163 jabalíes, un 11% más que el año anterior, si bien no es la cifra récord, lograda en la temporada 2013/2014, cuando se llegó a los 1.180 jabalíes cazados. Las zonas donde más jabalíes se cazaron la última temporada en Gipuzkoa son Debagoiena (229) y Tolosaldea (195).

FUENTE: http://www.diariovasco.com